Una niña nacida en Suiza en 2012 puede esperar alcanzar la edad de 85 años, de acuerdo con el cálculo de la OCDE. Si el bebé era un varón, podría llegar a vivir 80,6 años. Con estas cifras, Suiza se sitúa en el tercer puesto de los países más longevos del mundo, detrás de Japón e Islandia, y ocupa los primeros puestos de la lista desde hace décadas.
Estos valores sorprendentes se deben a varias causas. Una de ellas es el gasto en salud equivalente al 11,1% del producto bruto interno, que se sitúa a un nivel muy alto en la comparación internacional, claramente por encima de la media de la OCDE del 8,9%. Y esto, con un bajo porcentaje de financiación pública en comparación con otros países, lo que hace que el sistema sea más sostenible.
El sistema de la salud pública suizo demuestra su eficacia desde hace años. La tasa de mortalidad por cáncer, por ejemplo, se ha reducido en un 28% desde 1990 a 2011, más que en cualquier otro país de la OCDE. Esta tasa ubica a Suiza en el cuarto puesto mundial. El 81% de las personas que viven en Suiza dice gozar de buena salud. Y también este indicador incluye a Suiza en el grupo de los diez primeros países de la OCDE. Además, en ningún otro país europeo la tasa de obesidad (8,1%) es menor que en Suiza.
La alta calidad de vida en Suiza debe de ser también una de las causas de la longevidad de sus habitantes. En un país pequeño como Suiza, con su gran variedad de paisajes naturales, es posible combinar de manera óptima el trabajo y el tiempo libre, la familia y el descanso. La población suiza en general tiene un alto nivel de vida. Esto ha quedado confirmado por una reciente encuesta mundial, según la cual, Suiza es el país más feliz del mundo.
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